Si va a manejar, evite ser víctima de estafas en las carreteras

IMAGEN-15504798-2En temporada de vacaciones, cuando aumenta el flujo de carros en las vías del país, algunas personas aprovechan la situación para engañar a conductores particulares haciéndoles creer que el vehículo está averiado.

Se trata de una modalidad de estafa que se ha detectado en una de las principales carreteras del país: la vía de La Línea. Allí, conductores terminan llevando su vehículo hasta talleres para que les hagan falsos y costosos arreglos, cuando en realidad el vehículo se encuentra en perfecto estado.

ELTIEMPO.COM conoció denuncias que desnudan una realidad en las vías del país. Testigos le narraron a este medio cómo algunas personas, que se ubican cerca de los reductores de velocidad, aprovechan para rociar aceite a las llantas de los carros que pasan a su lado. Más adelante, otros les advierten a los conductores de un supuesto daño para estafarlos en pequeños talleres ubicados en las vías.

Hasta $ 600.000 por falsos arreglos

James Mazuera salió de Bogotá hacia Cali el pasado fin de semana en su carro, con tres compañeros más. Cuando había cruzado el tramo de La Línea, a eso de las 6:30 a. m., cerca del municipio de Calarcá, un hombre desde la orilla de la carretera le señaló su vehículo como si algo estuviera mal.

Una cuadra después, otra persona le hizo las mismas señas. Ante los dos avisos, prefirió estacionarse en un costado de la vía. Esta vez, el hombre que le hizo la segunda advertencia se acercó y golpeó la ventanilla. Desde afuera, le informaba que el carro «estaba botando aceite», y como prueba le enseñó su mano untada de un líquido verdoso luego de agacharse a tocar la llanta.

“Él me dijo que el carro estaba botando aceite y me señaló una vulcanizadora que estaba a pocos metros, porque corría riesgo si seguía manejando así”, contó Mazuera, joven caleño que viaja por tierra al menos una vez al mes.

En el sitio le dijeron que no podían arreglarle el carro, pero le aconsejaron acompañarlo hasta un taller.

Tanta amabilidad le generó al conductor leves sospechas, por lo que prefirió llamar a la aseguradora, pero el servicio de asistencia de grúa se demoraría varias horas.

En medio de la descofianza y el afán, apareció de la nada un mecánica, cuenta Mazuera. El técnico le quitó las llantas y le dijo que el líquido de frenos se estaba regando. Fue ahí cuando le pidieron $40.000 por hacer el arreglo.

Hecho el pago, y después de una discusión con el mecánico, el joven y sus compañeros de viaje continuaron su camino. Más adelante caerían en cuenta que no era coincidencia que en otras oportunidades, en ese mismo tramo, le habían hecho las mismas advertencias. Esto, sumado a la reparación del mecánico que consistió en una revisión superficial, sin cambios de piezas o nada parecido, le dieron a entender a Mazuera y sus amigos que habían sido estafados.

El caso se repite con frecuencia. A través de redes sociales, otras personas han reportado la misma modalidad. Denuncias en Facebook dan cuenta de pagos hasta por 600 mil pesos por arreglos innecesarios.

La desconfianza evitó la estafa

La situación que vivió Mazuera resulta común entre otros conductores. Juan Gabriel Aldana comentó que también estuvo a punto de caer en ese fraude en la misma vía a Calarcá. Tres personas, desde la acera, le señalaron el auto para supuestamente advertirle de algún daño.

Un residente del pueblo le advirtió de la estafa y le recomendó seguir el camino.

“Antes de entrar al pueblito de Calarcá hay reductores de velocidad, y como el carro tiene que desacelerar, unas personas aprovechan y le rocían un aceite verde a las llantas”, dijo Aldana.

A pesar de las estafas conocidas por EL TIEMPO, hasta el momento no hay registro de denuncias presentadas por víctimas en la Policía.

El general Carlos Mena, director de Tránsito y Transporte de la Policía, señaló que el año pasado las autoridades conocieron casos de personas que pinchaban las llantas de los carros con un cuchillo o una navaja cuando los vehículos estaban estacionados. Posteriormente, los conductores eran avisados para llevarlos a un taller cercano.

Mena afirmó que, para evitar estos casos, en carretera está disponible un ‘carro-taller’ que se moviliza por el trayecto Ibagué- Calarcá y brinda servicio técnico a los conductores en la vía.

Agregó que la Policía dispone de un vehículo de alojamiento pensado como un lugar de descanso para conductores, que por el cansancio no pueden seguir manejando. El vehículo tiene camarotes parecidos a una casa rodante.

Si usted viaja por tierra y experimenta este tipo de situaciones, infórmelo a la Policía de carreteras llamando al #767 o escribiendo al Twitter @transitopolicia. También puede instaurar su denuncia en una estación de Policía.

ELTIEMPO.COM

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