En Gualanday pasan por las ‘duras y las maduras’

DATA_ART_5121651_BIG_CELos domingos y festivos en Gualanday ya no son lo mismo: ahora los puestos tradicionales de venta de achiras, quesillos, mangos y salpicón con helado, entre otros, pasaron a un segundo plano. Comerciantes aseguran que todo empeoró desde la apertura al viaducto y túnel que lleva el mismo nombre de este corregimiento.

El panorama es tan oscuro que muchos prefieren cerrar sus negocios, y poner sus casas en venta, y cuando se pregunta por el número de afectados, sus habitantes solo restan decir que el problema está perjudicando a todos, ya que más del 80 por ciento de la economía del lugar vive del comercio al borde de la carretera.

Incluso el tradicional mango que allí se vende se ha dañado y se han visto en la necesidad de botarlo, porque no hay quien lo compre, pero no es lo único que han enfrentado; de hecho algunos están arriesgando sus vidas al pasar por la vía que conduce a Espinal, para así vender su producto a los visitantes.

Un paso por la realidad

La historia de Lorena Saldaña es un ejemplo de lo que tienen que pasar al menos 84 comerciantes que hay sobre la zona. Ella y su familia habían posicionado un negocio por más de 40 años, pero la apertura del viaducto la obligó a trasladarse al otro lado de la carretera.

“Nos iba mejor donde estábamos antes, porque la casa era propia, y aquí nos toca pagar 350 mil pesos en arriendo, y muchas veces ni para eso nos alcanza. Queremos que nos den una solución, pues somos muchos los afectados”, expresó la comerciantes.

Pero no es la única: Sandra Moscoso afirmó que optó por dejar dos negocios, uno a cada lado de la vía. “En el otro no para nadie, y acá muy de vez en cuando, yo vendía salpicón y preferí no volver a hacerlo, porque botaba toda la fruta que no salía”.

Esperando soluciones…

Luz Ángela Bustos, otra de las comerciantes, dijo que ya no saben adónde más acudir, pues “han sido muchas las reuniones que se han hecho y hasta el momento no hay claridad de nada”.

“Estamos defendiendo es el sustento de nuestras familias, porque son décadas en que los habitantes de Gualanday han vivido del comercio”, comentó.

Y afirmó que el problema no va solo para los que tienen sus negocios al borde de la carretera, sino para todos los habitantes del corregimiento, ya que “hay personas que están pasando necesidades y solo tienen deudas”.

El miedo, según Bustos, es que pasen días, semanas, meses y años, y la solución nunca se dé, más cuando se pretende construir un nuevo viaducto Ibagué – Girardot: “Así nunca pasará un carro por este lugar”.

Por ahora seguirán sacando sus productos a la venta, sabiendo que es muy difícil que pasen los turistas a los que estaban acostumbrados.

Pero no descartan que de seguir en ese panorama decidan tomarse las vías, para poder encontrar una solución.

“No es justo que tengamos que cerrar los negocios, o botar la fruta porque no se vende”, advierten.

Los negocios permanecen vacíos, solo se ve a sus dueños y trabajadores, e incluso los alimentos han tenido que botarlos porque se vencen.

Fuente: www.elnuevodia.com.co

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