Las obras avanzan en 85 % y se espera que entren en funcionamiento en el segundo semestre de 2018.
El megaproyecto vial Túnel de La Línea, blanco de críticas por los retrasos de las obras ya cuesta mucho más del doble de lo inicialmente pautado y todavía falta mucho para terminarlo, al punto que la entrada en operación tardará todavía otros dos años.
Caracol Radio visitó la zona de las obras, habló con las comunidades que se quejan por las demoras y los daños ambientales, y con funcionarios que explican los avances y problemas que ha tenido la elaboración de túneles y viaductos que agilizarán el paso entre el centro y el occidente y sur del país.
Cuando se presentó el proyecto hace ocho años tenía un valor estimado de 630.000 millones de pesos, aproximadamente, pero a la fecha ya cuesta 1.6 billones de pesos, según lo confirmó a Caracol Radio el director del Invías, Carlos García. Explicó que no se trata de sobrecostos, sino de la contratación de obras anexas no contempladas en el proyecto original, además de la terminación del túnel piloto, el intercambiador de Versalles y la instalación de los equipos electromecánicos que suma 700.000 millones de pesos, cuyos costos no estaban incluidos.
“Aquí quiero dejar en claro algo, pues esas obras no estaban en el contrato principal; sí había una referencia de que se podrían entregar al contratista, pero los recursos no estaban originalmente asignados al contrato”, dijo García.
Las obras de este megaproyecto que en el Quindío además del túnel principal contemplan 25 túneles y 25 viaductos más, en la actualidad avanzan en un 85%. Se estima que en noviembre de este año esté listo el revestimiento de los túneles y la pavimentación haya culminado para iniciar la instalación de los equipos electromecánicos que garanticen iluminación, ventilación y la señalización. Es por eso que el recién posesionado ministro de transporte, Jorge Eduardo Rojas, afirme que para finales del año 2018 la obra ya estará en funcionamiento.
“Tenemos que hacer montajes de equipos electromecánicos dentro del túnel que apenas van a salir a licitación, por eso tenemos que decirle al país que hasta finales del segundo semestre del año 2018 el túnel no va a estar en servicio”, expresó el ministro Rojas.
Al respecto el parlamentario antioqueño Víctor Correa de la Comisión Sexta de la Cámara, quien visitó la obra, dijo que si bien cree en que la terminación de la misma, no confía que se haga en los términos presupuestados. Además, criticó la ética del contratista debido a las afectaciones ocasionadas al medio ambiente.
“De alguna manera yo siento que la obra pese a las dificultades se van a terminar, pero no creo que para noviembre, creo que esa fecha no se va a cumplir, el ritmo de trabajo nos muestra lo contrario. En temas medioambientales me preocupa mucho la ética del contratista, no se debió esperar a que el Consejo de Estado fallara para decirle que no se podían verter las aguas lodosas a los acueductos de los pueblo cercanos, eso es un problema de la contratación pública del país que se tiene que corregir”, indicó el parlamentario Correa.
Sin embargo la defensora del pueblo del Quindío, Piedad Correal Rubiano quien ha liderado varias acciones jurídicas para obligar a los contratistas del proyecto vial del Túnel de La Línea a resarcir los daños ambientales ocasionados, destacó las mitigaciones que se han venido atendiendo.
“Se ha logrado mitigar y que se vuelva a restablecer ese daño tan enorme que se hizo en un pasado a través de ese túnel y que hay cosas que aún continúan y que se deben ajustar, pero para eso desde la Defensoría seguimos con las mesas de seguimiento y no vamos a detener hasta que no estén terminadas las obras”, manifestó Correal Rubiano.
Pero habitantes de la zona dicen que las fuentes de agua han sido contaminadas y que pese a las obras de mitigación, la recuperación de los caudales va a tardar mucho tiempo.
Lo cierto del caso es que las obras avanzan y aunque varios sectores sostienen que el proyecto vial significa desarrollo, para Reinaldo Humberto Osorio, quien ha vivido toda su vida en la vereda san Rafael, cercana a las obras de construcción del cruce por la cordillera central, no es más que una pesadilla.
“Acá la verdad es que con esas obras no ha habido nada bueno, a mí, a mi familia y a varios por acá nos quitaron la tranquilidad desde el primer momento en el que empezaron a hacer voladuras con dinamita, eso lo hacían a cualquier hora y a veces no dejaban dormir. Fuera de eso con esas mismas obras nos secaron el agua de la zona, estas montañas destilaban agua todo el tiempo, ahora ni en invierno se ve una gota de agua, son manos asesinas las que nos invadieron”, señaló don Reinaldo Humberto.
Los ambientalistas y los habitantes de las veredas cercanas a las obras del túnel esperan que los daños se reparen y todos los demás, esperamos que terminando el año 2018 sea la espera final para ver la luz al final del túnel.